En la sala de Asambleas del módulo terapéutico de una prisión, el grupo de presos habla de su reinserción, de cómo asumir la vida cuando salgan a la calle de nuevo.  

La persona responsable del grupo les pide como trabajo personal que escriban una carta a alguna de sus víctimas.  

No Somos Invisibles es un solo de danza inspirado en algunas de las cartas de aquellos presos. Una interpretación realizada desde los ojos y el cuerpo de una mujer, una interpretación sobre la rabia, odio, soledad, arrepentimiento, tristeza; una interpretación llena de los anhelos de aquellos que viven privados de libertad. 

Una interpretación para intentar entender lo incompresible, de bucear en los verdaderos motivos que convierten en invisibles a los que son encarcelados.